Mi relación con el ha sido larga, nunca hemos perdido contacto, del todo. Recuerdo los días de prepa, donde más lo llegué a conocer, aunque estoy seguro de que nunca acabaré de hacerlo. El solía gustar de mirar el atardecer, y con una calma inigualable, olvidarse del mundo, sacar una hoja, y retratar con perfección lo que sus ojos veían. Decía que a eso se iba a dedicar, que "para que estudiar máquinas", que "ya había suficientes psicólogos que intentaban enseñar a la gente como pensar", que "ya no hacían falta mas políticos que intentaran (patéticamente) llevar al mundo a "un mejor nivel"...
"Pintar... sé hacerlo, me gusta, y a la gente le gusta. ¿Que más puedo pedir?."
Solía hacer bromas con ese tema, pero siempre supe que había nacido para eso, y que podría hacer otras cosas bien, pero ninguna como esa, no con ese placer, no con esa proyección que se ve pocas veces, sencillamente, no con el mismo amor.
Es el día en el que Ammar vive de lo que ama, y otros "viven" de lo que les produce, es un buen tipo... y alguien que siempre conservo muy cerca de mi.
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