No quería creerlo, no podía ser posible, no lo comprendía... Confusión, tristeza, depresión. Había perdido a mi pareja.
Cuando llegué a esta conclusión tenía ya horas buscándola. Era un día normal, un domingo, y como lo hacíamos tradicionalmente (excepto ese domingo que no hubo luz) nos encontrábamos nadando felices, dando bruscos y mecánicos giros a los que ya nos habíamos acostumbrado, en la lavadora de la ropa blanca. Todo marchaba con regularidad hasta que la perdí de vista. Traté de conservar la calma... finalmente ¿a dónde podría haber ido? Pasaron los minutos, la llegada del jabón, el primer enjuague, el segundo, el tercero, y nada...
Traté de no pensar en ello, de no ser celoso y exagerado, y empecé a divagar .Para serles sincero esta situación de que no podamos nadar los blancos, negros y coloridos juntos siempre me ha parecido un poco discriminadora; siempre he tenido buenos amigos de color; no importa que sean diferentes a mi, que se pierdan en la noche y que engañen a la gente aparentando que están secos... finalmente son buenos tipos.
Salimos al tendedero y aún no la ubicaba. ¡Ni siquiera podía estirarme y gozar del sol secador tranquilamente! Me asomaba, me columpiaba para ampliar mi rango de visión, y nada que la veía. Buscaba entre todos los rostros ese de mi dulce amor, y todo parecía ser en vano.
¡No tienen idea de cómo amaba yo a mi pareja! Desde que la conocí en la fábrica supe que eramos el uno para el otro, ¡desde que era hilos sabía que mi destino era estar con ella! No... no comprenden mi dolor. Y aquí va lo peor.
Una vez en el sillón junto con toda la gente, me comenzaba a resignar sintiendo una tormentosa aflicción. Muchas preguntas rondaban mi mente, cuando unos pasos agitados subiendo la escalera me llenaron de ilusión. Tenía la esperanza de que fuera Marco, de que corriera emocionado hacia mi con mi amor colgando de su mano y me dijera "¡Para de llorar! alza el talón, la he encontrado" pero lo que vi fue espantoso...
Ella... se había convertido en un monstruo. Estaba irreconocible pero yo... yo sabía quien era.