Muchas cosas cruzaban mi mente, tantas al mismo tiempo que no podía concentrarme en ninguna, dudaba incluso si la causa por la que luchaba era la correcta, por más obvia que pareciera. Esto era definitivamente una guerra civil. No podía no luchar por mi causa, o esa que creía mía.
Vestía de soldado, verde terrenal. Quizá no sepa manejar un arma, ni ubicar coordenadas con precisión, quizá no sea muy disciplinado; Vaya, quizá no pueda ni siquiera bañarme con agua fría, pero soy soldado, en un contexto diferente. No busco matar ni dominar ni poseer, sencillamente me alisto para un cambio. Y bien, sostenía un fusil entre mis manos. El arma para lograr mi cometido.
Intentábamos refugiarnos del fuego enemigo atrás de una gran roca, mis 4 camaradas y yo. Detrás de lo imperecedero buscábamos protección. Ahí encontrábamos alivio. Hay cosas difíciles de perturbar, de profanar, cosas sin forma ni cuerpo más resistentes que cualquier objeto sobre la faz de la tierra. Ahí detrás nos resguardábamos.
La guerra no concluyó. Y es de suponerse. Sigo en guerra como sigo de viaje.
Hey! Creo que nunca te había leído. Tienes un estilo especial, me agrada. Un final, aunque no es mi tipo, muy interesante.
ResponderEliminarEsperando tus próximas publicaciones...
-Laura Sofía