miércoles, marzo 28, 2012

El juego

Una vez más lo diré:
todo lo que creo que
una mujer no debería ser,
eso eres.

Y he ahí el origen de mi amor.
Me gustas. Tu irreverencia me vuelve loco.
Te quiero, así como quieren los tontos.

Y no tan en el fondo, lo sabes.
Y por ello, haces lo que haces.
Por eso te recuestas sobre mi pecho,
me tomas de la mano al andar,
y pretendes que te espere después de clases.
Por eso crees que me importa,
no estar contigo todo el tiempo que tú
consideras deberíamos.

Por eso cuando acaricio tu mano
sonríes y me miras;
quizá burlándote, tal vez intentando decifrarme,
no lo sé, y no importaba, hasta ahora.

Y yo me pregunto si tú me ves
querer a alguien más como te quiero a ti,
reír con alguien como río contigo,
acercarme tanto a alguien...

Es estúpido creer
que ninguna sospecha invade tu pensar.
Y es triste creer,
que siempre has estado consciente.

Porque una acción concreta
hubiese bastado
para detenerlo todo.

No me molesta, querida,
ser tu amigo.
Sólo te pido, te ruego
me trates como tal.

No me busques más de lo justo
ni supongas que conozco tu sentir.
No me tomes de la mano,
ni me abraces a morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario