domingo, marzo 28, 2010

-Julio, ¡levántate!, gritó una voz femenina.
 Al abrir los ojos me di cuenta que era Mariel, y antes de que pudiera exclamar palabra alguna, y viendo mi cara de asombro, dijo:
 
-Ya sé, ya sé. El viejo siempre exagera... pasa todo el tiempo.
 
Al intentar levantarme se empezó a tambalear, y con la mirada perdida cayó desmayada. Después del ruidoso estruendo de su caída, vinieron unos segundos de silencio. Recapacité, y la llevé inmediatamente con mi tío, quien se encargó de ella. 
Me contó que esto pasaba seguido, tenía cáncer desde hace 4 años, pero últimamente había empeorado. 
Me quedé acompañando a mi tía en lo que Toño iba a hacer unos quehaceres.
 
-Me imaginaba un poco distinto nuestro reencuentro, dijo entre risas, sé que te preguntas en donde están mis hermanos, la familia cercana, y que no comprendes porqué eres tu el que está aquí. Eso lo sabrás después, así que no te impacientes. Consigue unas botas y unas espuelas, te veo en el establo en quince minutos.
 
Muchas cosas pasaban por mi cabeza. Botas, espuelas, establo, ¿caballos? Estaba aterrado. Se había desmayado intentando levantarme ¿y quería montar a caballo? Estaba también confundido, en efecto, todas las preguntas que supuso que rondaban mi mente no me dejaban en paz. Me apresuré a ir por las botas, y después de una ligera perdida, llegué al establo.
 
.....................
 
Ya estaba ella montada en el caballo, cualquiera que desconociera la situación, le sería imposible adivinar lo que le pasaba. 
 
-Supongo que tu papá te enseñó a montar ¿no?
-Claro, sino no podría decir que soy un Navarro.
 
Ambos reímos, y comenzamos a cabalgar.
 
 
Comenzó a mostrarme toda la hacienda, y conocí la historia de la misma. Esta había sido dada a mi abuelo como regalo de bodas. En este lugar vivió hasta su muerte a partir de ese momento. Hicimos una pausa, y comenzó a hablar.
 
-Esta hacienda ha sido mi hogar por mucho tiempo, está en ella la filosofía de la vida, la cosecha de mango no es siempre buena, sin embargo el ganado, los viñedos y el maíz la compensan; ella es Kiara, si por ella fuera, estaría corriendo libre en las montañas, con otros caballos salvajes. Sin embargo me obedece, y yo me encargo de que viva bien, y así ella no es mi esclava sino mi compañera. Esa es mi relación con la hacienda; Mira los encinos, que abundan aquí. De ellos no obtengo nada material, bien podría talarlos, pero nada me produce semejante placer, que verlos bailar con el viento. Y así cada una de las cosas que vez aquí, analogan con la vida, todo lo que sé, lo sabe la hacienda, más nunca sabré todo lo que ella sabe.
 
La segunda conversación seria que tuve con mi tía, bastante más productiva que la primera. Quedé sorprendido por su profunda reflexión, sin embargo lo sabio de sus palabras no me correspondían. Era evidente que el tiempo se le acababa. Empezaba a conocer la profunda relación que tenía, no con la hacienda, sino con la vida. Era una persona analítica y profunda. 
Llegó la noche, y de vuelta en la casa cenamos pan y leche.
 
 
-Descansa bien, que mañana te espera un día duro.
-Descanse usted tía, que aunque parezca que no, lo necesita mucho.

Hay algo más.


Cierra los ojos, y sueña de verdad.
Olvídalo todo, aunque sea por un par de segundos.

Equilibrio, dualidad, dialéctica. Presentes en todo, hasta en la más mínima expresión de vida.

Hacienda Caracha.

jueves, marzo 25, 2010

Atala

Un sutil gesto de desapruebo terminó con mi esperanza. Atala había muerto, y yo renacido.

Nuestro último beso (el primero hacía mucho que lo había olvidado) y su única bofetada eran dos cosas que no me dejaban en paz. ¿Había yo tenido que ver con su deceso? Probablemente sí.

Atala no era mi mujer, ni mi amiga ni mi novia; quizá mi amante, pero no en el concepto moderno. Amante como la que ama, a todo en la vida por igual. Solía ser una persona alegre, despreocupada e ingenua hasta cierto punto. Una compañera de vida. Me complementaba, y al mismo tiempo me comprendía. Es por eso que toda la vida llevamos una relación superior.

Atala corría con los lobos, espíritu libre, dedicado al arte, nómada por excelencia. Apareciéndonos cada uno en los momentos en que debíamos, nunca tuve su teléfono, ni ella el mío, nunca le dí mi dirección, y ella nunca tuvo una por más de un mes. Y sin embargo sabíamos donde estábamos cuando nos necesitábamos.

Era martes, salí a caminar sin rumbo al llamado de Atala. Fue cuestión de minutos para que la hallara. Sin embargo hoy no brillaba como ayer. Hoy brillaba la tristeza. Era ahora un alma desolada, decepcionada... perdida. Y al verme rompió en llanto, sin poder decir que le pasaba yo lo sabía perfectamente, ese día la redescubrí. Esta fue la Atala de los siguientes cuatro años.

Pasó de vivir como una niña de veintisiete años a morir como una anciana de treintaiuno. Cuatro años de "madurez" le bastaron. ¿Y que podía esperar? Siempre fue una niña, imposible imaginarla viviendo en un mundo que no era el suyo, lo intentó, pero ya ni el arte, ni la música la motivaban.

Nuestro ultimo beso, el día en el que creció; un beso de una desconocida.
Su bofetada, ese mismo día, cuando le pregunté quien era.

Atala vivió en su mundo veintisiete años, desapareció de él y llegó al mundo de nadie, en donde la soledad la consumió. Se preguntó para qué vivir esta soledad, si al morir, viviría con todos.

Un espíritu libre, que superó el mundo de nadie y logró lo que pocos. Regresar a sí misma.

miércoles, marzo 24, 2010

Desarme



La lucha de la juventud consciente.

Cartel en la biblioteca de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

domingo, marzo 21, 2010

Un cigarro de libertad

Caminando por el sótano de este sitio tan obscurecido y abandonado, unos marcos de serigrafía captaron mi atención. En ellos se podía observar una propaganda anarquista agresiva, pero mas que agresiva desesperada.

De la nada salió este señor alto, elegante, portando un traje caro, y me dijo con un tono bastante tranquilo:

-¿Que ves muchacho?
-Nada señor, contesté.
-Me llamaron la atención los marcos de serigrafía, sólo pasaba con mi mamá, no se preocupe, enseguida me voy.

Volví la mirada a donde estaba mi madre, y súbitamente el panorama se tornó realmente bizarro. Ahora lo obscuro y abandonado del lugar era algo literal.

-¿Así esta mejor?

No supe qué contestar, un sentimiento de tranquilidad y confianza absoluta me invadió.

-Verás muchacho, este lugar nunca será lo que algún día fue, así como tu nunca volverás a ser el que algún día fuiste. No te alarmes, no te vas a convertir en una cucaracha, ni te va a salir un árbol del costado, es más, quizá mañana ni siquiera recuerdes esta conversación (que nunca tuvimos), te estoy hablando de cambio, y progreso, no de ti, de la vida.

Con la mirada perdida, y ansioso por decirme lo que quería, se comenzó a acercar a mí, lo que hizo que la tranquilidad se perpetuara.

-La gente habla, y eso es fácil, como tú bien lo sabes. Con ideas intentan enmascarar nuestra realidad. Esa es la historia de nuestro país, ¿qué no? ¡Yo estoy harto! y es por eso que platico contigo, para hartarte a ti un poco.

Rió murmurando, y sacó de su saco un cigarrillo, cuyo humo tenía un olor dulce, clavo me parece. Continuó.

-Llevo casi dos siglos desempeñando el mismo trabajo. Cuido esta puerta que ves aquí. En realidad no sé de que la cuido, al principió parecía algo muy serio, trabajaba bajo estrictas órdenes, siempre atento. Pero en realidad es un trabajo fácil, la mayor parte del tiempo permanece entreabierta, nunca hay quien la abra totalmente. Ha venido gente que parecería que tiene iniciativa, pero siempre, por el dilema de quién va a ver primero lo que hay del otro lado, terminan matándose como perros.

-Y bien... ¿qué hay del otro lado?
Le pregunté intrigado.

-Más puertas.
Contestó muy seriamente.

-Al abrir la primera, las demás se irán abriendo de par en par, fluyendo con gentileza. Cambio es lo que se requiere para abrirla. Pero un cambio real, no un cambio de injusticias, ni un cambio de caras, ni un cambio de empresas, ni un cambio de equipo, ni un cambio de colores, ni un cambio de edades, ni un cambio de opresión.......

Siguió dando ejemplos alterándose cada vez más. Juré que nunca acabaría, mi calma desapareció y empezó a contagiarme de rabia.

-¡Cállese!
Grité frustrado

-Bien ¡dígame que hay al final! ¡Dígame!

Acompañando el humo de su cigarro empezó a disolverse en el aire, riendo deliberadamente y sin control ante mi pregunta.

De pronto ya no estaba, ni el ni yo. Y alguien murmuró dentro de mi cabeza:

-Otra puerta. Y después, otra más.

martes, marzo 16, 2010

Preciso.




Estás conmigo, cantando una canción que dice que uno sólo conserva lo que no ata.
Y así es.

lunes, marzo 15, 2010

Del Laberinto de la Soledad: II

De cómo el mexicano vive en las apariencias, no sabemos como reaccionar ante una sonrisa, nos cuestionamos si es un gesto verdadero, porque probablemente si fuera nuestro gesto, no lo sería. Un machismo anticuado presente y persistente en la sociedad, un machismo hermético que impide que el mexicano se abra, porque de ser así, sería menos hombre.

En consecuencia, la mujer se subyuga y desvalora, se hace menos, la hacemos menos. De ahí la expresión “Rajarse”, rebajarse al nivel de una mujer.


“Simular”: El mexicano se excede en el disimulo de sus pasiones y sentimientos. “No propone, insinúa; no replica, rezonga; hasta cuando canta, si no estalla, lo hace entre dientes”. El mexicano “ningunea” con frecuencia, y así todos somos ninguno, y todos somos nadie, y ninguno está presente siempre.





domingo, marzo 14, 2010

sábado, marzo 13, 2010

Del Laberinto de la Soledad: I


El mayor problema del mexicano no es precisamente el sentirse inferior a otros, (aunque en lo personal considero que en mayor o menor proporción esto si es un factor), sino el sentirse solo, su soledad lo ha llevado a ser apático y a tener una terrible falta de iniciativa que se presta a la fácil manipulación.

Esta falta de iniciativa es menor en otras culturas, quizá como consecuencia de la ausencia de gobiernos dictatoriales como los que han habido no solo en México sino en gran parte de Latinoamérica, pero eso no importa, como en todo, lo que incumbe es el ahora.


"Ellos son crédulos, nosotros creyentes; aman los cuentos de hadas y las historias policíacas, nosotros los mitos y las leyendas. Los mexicanos mienten por fantasía, por desesperación, o para superar una verdad sórdida; ellos no mienten, pero sustituyen la verdad verdadera, que es siempre desagradable, por una verdad social. Los mexicanos son desconfiados, ellos abiertos; son activos, nosotros quietistas" (El laberinto de la Soledad, Octavio Paz. Comparando con los yanquis).

miércoles, marzo 10, 2010

Libre de Afuera.




En cambio, lo que el espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad, y dominio propio. Ninguna ley condena cosas como esas.

Libre de afuera, de todo, mas bien de nada, porque el todo permanece siempre aquí... adentro.

viernes, marzo 05, 2010

Uno no-tan-bueno

El buen humor y aparente gusto por el trabajo del conductor, ayudó a sofocar un poco el sentimiento de incomprensión y rencor hacia el aumento del gobierno en el pasaje mínimo de la combi. Subí adelante, más por comodidad que por otra cosa, con destino a mi casa.

Una vez en mi casa, la quietud y silencio de ésta me hizo recordar que toda la familia estaba en sus asuntos, por un lado mi mamá estaba haciendo acto de presencia en una comida, mi papá, trabajando como siempre, y mi hermano... abriendo el cadáver de algún vagabundo, o limpiando alguna infección en un señor despistado que se accidentó, bueno, me entienden.

Por mi parte yo, el más irresponsable de la familia (no porque carezca de éste sentido, sino porque carezco de las mismas), me encuentro semidesnudo en el sofá de la sala, buscando palabras bonitas y blandas para relatar el pésimo día que tuve hoy.

La prisa de la gente en la casa me irritó un poco mas que de costumbre, esto sumado a mi estado somnoliento a estas tempranas horas de la mañana ocasionó en mi un estado temporal de amnesia que me hizo olvidar algunas cosas que requeriría para mi día. Nada de vida o muerte, por suerte. Sin embargo esta extraña y molesta sensación me comenzaba a invadir.

Siguió el transcurso el día, ajetreado como todo viernes escolar, y mi estado anímico-mental estaba en una faceta que decaía con cada minuto que pasaba, sin saber con precisión el porqué, era simplemente un vacío repentino, y un sentimiento de no-identificación con el mundo que estaba pisando.

Durante el laboratorio de biología, en donde Winfield día con día hace de las suyas, noté un poco cabizbaja a esta tierna y cachetona adolescente de nombre Dalia, al sentirme egoistamente identificado con su estado, decidí preguntarle que le ocurría, a lo que contestó, juntando fuerzas para poder articular toda la oración, que su abuela estaba enferma, que padecía osteoporosis y llegaba al grado al que no podía moverse. Sus ojos se nublaron junto con los míos en una transmisión de pena instantánea.

Lo anterior me deprimió aún mas. Tenía la guardia baja, y vulnerable a la pena, hice de la suya mía. Solo una cosa era mas triste que la pena en sí: el hecho de que yo desconocía los orígenes de la misma.

No resistí mas, me escapé de la maestra de química, que ganas me faltaban muchas de verla, y decidí ocupar ese tiempo para relajarme un poco, me dirigí a un lugar discreto y comencé a tranquilizarme. Muchas cosas pasaban por mi cabeza en ese momento, sin embargo, a ninguna de las mismas podía adjudicar las sensaciones de las que era víctima en ese instante, nada coherente, nada como lo que le sucedía a mi amiga, solo tonterías pasaban por mi mente, tonterías sin importancia alguna, lo que me confundía y desgastaba mas y mas.

Me dispuse a leer un fragmento de las aventuras de Harry Heller, donde conoce a alguien que cautiva su atención y consigue hacerlo olvidar sus penas, por un instante, para después recuperarlas y recapacitar un poco. En realidad no comprendo como esto pudo ayudarme, pero lo hizo, quizá esta lecturita fue la mujer que robó mi atención por un instante, interrumpido por una semilla arrojada a mi cabeza por un compañero, para recordarme que era hora de continuar con el día.

Agradecería que esto pasara mas seguido, la gente suele olvidar todo lo que hay por delante, estancándose en algún punto, ya sea por miedo o por conformismo.

La mala racha continuó, sin dejarme hacer algo para detenerla, sin embargo mentiría si dijera que nada hubo bueno en este no-tan-buen-día, hay un pensamiento que siempre me anima, que si a algo no le ves sentido, no es porque sea malo, sino porque no lo has comprendido.

Las cosas que aparentan ser las mas simples, son siempre las mas complicadas. Hay muchas cosas en mi vida que aún no logro controlar, ni comprender. Pero siempre habrá otras que nunca dejaré de valorar.






jueves, marzo 04, 2010

C'est La Vie


La mañana terminó con el anhelo
y el ocaso lo hizo realidad.
Tal que un día sin recelo
comienza siempre sin terminar.

miércoles, marzo 03, 2010

Still


Do you want to be the lover of another undercover? Hell you could even be the man on the moon.

It just don't mean a thing.

You see it doesn't really matter when you're buried in disguise, by the dark glass on your eyes, though your flesh has crystallized.

You see I really have to tell you, that it all gets so intense, from my experience it just doesn't seem to make sense...

Still... You turn me on. Emerson Lake and Palmer.

martes, marzo 02, 2010

Del tiempo, y del no-actuar (otra más)


He sido, no solo espectador, sino victima del pasar del tiempo, y del cambiar de las cosas, cosas pequeñas, cosas sin importancia, y hechos trascendentales, de impacto global.

Y la gente cree que nada se puede hacer, que es inútil intentar. Y la realidad es que la gente es apática, desinteresada, e ignorante hoy en día, y seguimos dejando que hagan lo que quieran con nosotros, al cabo nada se puede hacer...

"El problema viene de arriba", lo escucho todo el tiempo, y tienen razón, pero el cambio está aquí abajo.

:)

lunes, marzo 01, 2010

Comprendo.


La felicidad genuina empieza en la cabeza, actuar por convicción y no por influencia. Traducir cada vivencia en experiencia, valorar cada capitulo de mi existencia.