De cómo el mexicano vive en las apariencias, no sabemos como reaccionar ante una sonrisa, nos cuestionamos si es un gesto verdadero, porque probablemente si fuera nuestro gesto, no lo sería. Un machismo anticuado presente y persistente en la sociedad, un machismo hermético que impide que el mexicano se abra, porque de ser así, sería menos hombre.
En consecuencia, la mujer se subyuga y desvalora, se hace menos, la hacemos menos. De ahí la expresión “Rajarse”, rebajarse al nivel de una mujer.
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